La disponibilidad del recurso en amplias superficies hace que no se necesiten grandes obras de transporte (tuberías o canales) ya que se puede realizar la perforación cerca del lugar donde se necesita el agua.
Los niveles de agua en los acuíferos tienen cierta independencia respecto de las variaciones del tiempo y las estaciones. Por lo general lo que demora el agua en circular hacia y a través del acuífero es mucho más que lo que tarda el agua superficial en escurrir. Esto hace que el agua subterránea sea un recurso de comportamiento más previsible permitiendo una explotación más permanente.
Por eso, las aguas subterráneas pueden resultar muy útiles especialmente durante periodos de sequía, sobre todo para los países de clima árido y semiárido.
En su camino hacia y a través de los acuíferos, el agua atraviesa el suelo y el subsuelo que actúan como depuradores y filtros, eliminando muchas impurezas y contaminantes. Esto hace que generalmente el agua subterránea requiera de poco o ningún tratamiento para usos domésticos y agrícolas.
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